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12/08/2024

Alberto solo y aislado, Fabiola contenida y acompañada

El ex presidente se encuentra recluido en un departamento. Las golpizas, maltratos y abusos contra su ex pareja, expuestas a través de chats y videos, recorrieron el país y el mundo, y causaron indignación.

Alberto solo y aislado, Fabiola contenida y acompañada

Alberto Fernández se encuentra recluido en un departamento en Puerto Madero, uno que pertenece a José “Pepe” Albistur. Se encuentra solo. Se siente solo. Su medio hermano, Pablo Galíndez, hijo de Celia Pérez, también madre de Fernández, y Carlos Pelagio Galíndez, quien fue un padre adoptivo para Alberto, es quien lo acompaña, según dicen, todo el día. Algún que otro amigo íntimo lo ha visitado, cuando el escándalo recién comenzaba, pero nadie más. Cuando la acusación de Fabiola Yáñez tomó mayor dimensión y exposición, los pocos que tuvieron algún breve contacto, fueron desapareciendo.

Las golpizas, maltratos y abusos contra su ex pareja, Fabiola Yáñez, expuestas a través de chats y videos, causaron indignación. Recorrieron el país y el mundo. La víctima decidió denunciarlo, aunque su aún hoy, fragilidad emocional, se lo impida hacer cabalmente. Pero ya cuenta con una letrada quien ejercerá su representación legal, Mariana Gallego, abogada especializada en temas de familia, quien ha pedido ser parte querellante para, de esta manera, poder tener acceso al expediente. Se le cambió la custodia, a pedido de Fabiola y fueron enviados dos agentes de la Policía Federal. La justicia federal, fuero en el que Fabiola intenta permanezca la causa que se iniciará apenas declare, impuso restricción perimetral de acercamiento al ex presidente, impedimento de contacto directo o indirecto con Yáñez, “tanto en el espacio analógico como en el digital”, “cese en los actos de perturbación o intimidación”, de modo de evitar lo que, pese a la notificación que de estas disposiciones recibió Fernández, cualquier intento de comunicación, a través de su teléfono o de terceros, motivo por el cual su celular fue secuestrado. El contacto telefónico con su hijo Francisco sólo puede efectuarlo a través del número de celular de la madre de Fabiola. Tampoco le es permitido salir del país.

Las golpizas y los chats que remiten a maltrato psicológico y físico del ex presidente Alberto Fernández hacia Fabiola Yáñez se conocieron por medio de la investigación de la causa que se sigue por la intermediación en el cobro de seguros que todos los organismos estatales debían contratar a través de Nación Seguros SA, una subsidiaria del Banco Nación, por los que la justicia federal investiga la participación y el cobro de comisiones de parte de brokers o intermediarios de esos contratos, entre los que figura Héctor Martínez Sosa, esposo de la secretaría del ex mandatario, María Cantero. Fue un hallazgo dentro de una causa en particular, para lo cual se requería de la denuncia de Yáñez por tratarse de una cuestión del ámbito privado, para dar curso a la investigación y puesta en marcha de la maquinaria judicial.

Fabiola Yáñez hizo saber que estaba sola, que así se sentía frente a todo lo que le pasaba. Se supo, a través de los chats con la secretaria de Alberto Fernández, María Cantero, que ésta le sugirió a Yáñez: “no le digas a nadie que me enviaste esto”, sin brindarle asistencia alguna. Fabiola añadió que pidió ayuda al Ministerio de la Mujer, a cargo en ese entonces de Ayelén Mazzina, titular de esa cartera. Y que se encontraba “inhibida” de todas las formas posibles para salir de la situación que estaba atravesando. Que nadie la auxiliaba, y que los que sabían lo que sucedía, preferían ocultarlo y callar. Que se sentía desprotegida, ya que la custodia respondía a la órbita bajo la cual se encontraba, o sea, la del presidente Alberto Fernández, lo cual le provocaba sentimientos de miedo y angustia.

Es mediante el hallazgo de un intercambio de chats de Wap e imágenes de agresiones físicas que Fabiola Yáñez intercambia con Cantero, que queda develada la trama de lo que hoy es un pedido de cambio de carátula de “lesiones leves” a “lesiones graves doblemente calificadas por el vínculo y perpetradas en el marco de violencia de género con abuso de poder y de autoridad”. Amenazas coactivas, reiterados hechos de violencia, desde antes de que Fernández ejerciera la presidencia, “los actos de hostigamiento, el maltrato, el menosprecio”, que afirma comenzaron en el 2016, en el departamento de Puerto Madero, locación que, además, le permitiría mantener la causa en los tribunales de Comodoro Py. A todo esto se le suma “un menosprecio constante y un hostigamiento incluso en los últimos tiempos”, que Yáñez denuncia a través de un escrito de 20 carillas que presentó en el Consulado argentino de Madrid.

La víctima siempre necesita su espacio de contención, sobre todo a partir de la fragilidad emocional ante la cual hasta la propia justicia reconoce revelarse en Fabiola Yáñez. Los maltratos que antes de físicos fueron psicológicos, dañan la mente e integridad de la persona que los recibe, merma su capacidad de voluntad y fuerza y hasta se desconocimiento sobre sí misma en esta nueva situación a la que es sometida y denigrada. La justicia lo sabe y, asesorada, es paciente con quien manifiesta ser víctima para aguardar las declaraciones que, acompañadas de pruebas, serán evaluadas para encauzar el proceso de la investigación y ser concluyente en el tema. A sabiendas de que la víctima queda paralizada por haber sufrido hechos de esta naturaleza, y con vergüenza por lo vivido y atravesado, debe ser asistida con asesoramiento de todo tipo, y en su caso, por los temores incluso públicamente expresados, custodiada.

Pero Fabiola ya no está sola. Ella estaba y se sentía sola, aislada. A diferencia de quien ejercía el poder, que estaba y se sentía acompañado y protegido. Según ella testimonia en una entrevista, se había visto impedida de huir de la situación. Su fragilidad creció y, con ella, se desmenuzó su entereza y fuerza de voluntad. Ahora cuenta con una abogada, Mariana Gallego, con quien se mostró agradecida, con su madre quien la ha venido acompañando para a su vez ayudarla con el cuidado del pequeño Francisco, y sostenerla para que declare ante la justicia, herramienta que le permitirá dar fe de sus graves acusaciones, brindándole un colchón de sostén para la viabilidad las denuncias.

Por su parte, Alberto Fernández, quien ya venía experimentando el aislamiento de quien lo acompañaba en la fórmula presidencial y fue la mentora para el posterior ejercicio del Ejecutivo, Cristina Fernández de Kirchner, y el kirchnerismo en su conjunto, en especial, de la agrupación La Cámpora, liderada por el hijo de Cristina, Máximo Kirchner, lo vive más intensamente en estas últimas horas. Si bien ya se lo había responsabilizado del fracaso en las elecciones presidenciales por su mal desempeño en el cargo de primer mandatario, ahora nos enteramos que, a su vez, éste responsabilizó a su ex pareja de que el peronismo hubiese perdido las elecciones legislativas, anteriores a las  generales del año pasado, a raíz de la foto del festejo del cumpleaños de Fabiola en la Quinta Presidencial de Olivos en plena pandemia, reunión por la que también Fernández la responsabilizó cuando ella ahora explica que “yo nunca organicé ningún brindis, eso no es verdad”. Que le endilgó haber organizado la reunión en Olivos ya lo sabíamos. Había sido su “querida Fabiola”.

La foto grupal del festejo de cumpleaños de Fabiola fue condenada socialmente por los argentinos en su conjunto, pertenecientes a filas propias y ajenas, más allá de lo estipulado por la justicia. En este sentido la ex primera dama pidió “perdón a los que todavía no han logrado perdonarme”. Está clarísimo para todos que el repudio generalizado que este hecho provocó en la población, debe separarse de los aberrantes delitos a los que habría sido sometida. A Alberto Fernández también le cupo y le cabe responsabilidad por haber sido el titular del Ejecutivo en esa oportunidad, con todos los deberes que ello implica, cuestión que le causó un grado de aislamiento mayor del habitual, de parte de su propio partido y de muchos que se decían ser albertistas. La brecha entre el ex presidente y el peronismo se profundizó de tal manera que lo dejaron solo. Por eso buscó refugio en España, país gobernado por ¿un amigo?, hoy no lo sabemos, lugar que él eligió para vivir, y no Fabiola, según ella manifestó en una entrevista pública.

Si bien ninguno de los dos goza de aceptación social, es Fabiola Yáñez la que está recibiendo apoyo y adhesiones tras las denuncias de maltrato psicológico y físico, hechos absolutamente inadmisibles por cierto, y que gozan de la más cercana y explícita solidaridad. Luis D’Elía se atrevió a describir a Alberto Fernández como “un cadáver político”. Cristina Kirchner, respecto de las recientes fotos publicadas, expresó que “delatan lo más sórdido y oscuro de la condición humana”, y que “la misoginia, el machismo y la hipocresía no tienen bandera partidaria”, no sin antes haber dicho de Fernández, que “no fue un buen presidente”. Ya Mayra Mendoza, intendenta de Quilmes, quien había acompañado a la ex vicepresidenta a México, se refirió a Alberto Fernández al señalar que “traicionó a Cristina y a la militancia”, resultando ser “un irresponsable, un mediocre, un vago y un violento, remarcando que “resultó una basura” que “atacaba” a Cristina “cuando se quedaba sin argumentos políticos” y “le asignaba el título de loca o mala”, por citar a alguno de los dirigentes que expresaron su repudio ante los sucesos.

Alberto Fernández se quedó afuera de la titularidad del Partido Justicialista. Renunció. En el Grupo Puebla fue “cancelado” y se afirmó que se aceptaba la solicitud del ex presidente de suspender su participación. El foro que reúne a líderes de la izquierda regional, lo instó a retirarse y le soltó la mano. Ningún primer mandatario o ex presidente de la agrupación lo apoyó ni dijo nada sobre los hechos que han tomado estado público. En el Congreso un proyecto de ley para quitarle la pensión de privilegio y la custodia, fue presentado por el PRO. Incluso su teléfono incautado es una bomba de tiempo. Así como a través de la causa de los seguros quedó expuesta la violencia de género que sufrió su ex pareja, lo que se encuentre en su teléfono también podría ser utilizado en contra de ex funcionarios, de su entorno cercano o de cualquier confidente que haya utilizado esta vía de comunicación, chats de los cuales podrían, temen, surgir nuevas causas judiciales.

Por María Belén Aramburu

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