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28/08/2024

¡Ay los vices! ¿Por qué Villarruel desafía a Milei?

Los primeros cortocircuitos entre ambos comenzaron desde el principio de la gestión, cuando las órbitas de las áreas de Seguridad y Defensa quedaron en manos de Patricia Bullrich y Luis Petri, aliados del PRO.

¡Ay los vices! ¿Por qué Villarruel desafía a Milei?

Para dar las respuestas a esta pregunta primero hay que hacer un análisis sobre la relación entre ambos y qué es lo que caracteriza a cada uno en cuanto ideas y personalidad, descartando una ideología que comparten per se, para que el vínculo se entable de la manera como lo hace.

Algunos interpretan que hay deslealtad de parte de la vicepresidenta hacia el presidente. No creo que así lo sea. Lo que define el vínculo son otras cuestiones que voy a desarrollar en esta editorial de @Haceinstantes, comenzando por recordar las que considero las relaciones más complicadas entre presidentes y sus vices desde el regreso de la democracia en 1983: la de Cristina Kirchner con Julio Cobos, éste último de extracción radical, elegido principalmente por Néstor Kirchner, quien estaba convencido de la necesidad de una concertación, y que fuese con un dirigente de la Unión Cívica Radical, relación que terminó de hundirse con el “no positivo” del voto del entonces presidente del Senado, para el desempate en la votación del proyecto de ley de la resolución 125 que pretendía aplicar retenciones móviles al campo, y luego de un extenso enfrentamiento entre el Ejecutivo y ese sector. Y la de Alberto Fernández con Cristina Kirchner, esta vez en su rol de vicepresidenta, habiendo sido el primero ungido por ella, luego de haberse restablecido la relación entre ambos después del distanciamiento que su salida del gobierno como Jefe de Gabinete había producido, y que finalmente quedó deshecha y despedazada durante la gestión del último gobierno. Ninguno de los dos casos representa la situación del vínculo Milei-Villarruel por el momento.

Los primeros cortocircuitos entre ambos comenzaron desde el principio de la gestión, cuando las órbitas de las áreas de Seguridad y Defensa quedaron en manos de Patricia Bullrich y Luis Petri, aliados del PRO, que fueron candidatos a presidenta y vicepresidente por ese partido. Victoria Villarruel nunca olvida esta cuestión, de modo tal que cada vez que puede, recuerda sus estudios en la tecnicatura de seguridad urbana y portuaria en la UTN para enfatizar sus conocimientos en la materia y la injerencia que en ella debiese tener. De ahí en más continuaron las divergencias en diversos temas de agenda del Poder Ejecutivo a los que la vicepresidenta enfrentó y enfrenta, entre los cuales, los más notorios de los últimos días, son los que conciernen a la aceptación del pliego de Ariel Lijo para integrar la Corte Suprema de Justicia, cuya postura se diferencia de la de Milei cuando refiere a que hubiese preferido una mujer, si bien no puede votar ya que no es senadora, y, entre otros, el de la reforma a la fórmula jubilatoria, tan temida y sobre todo resistida por el presidente, que lo lleva a vetar una ley sancionada por el Congreso, con las consecuencias que de ello puedan derivar de su aplicación. Quedan muchos más episodios por enumerar por cierto sobre sus constantes y continuos desencuentros, sobre todo en el ámbito del Congreso, en el que hasta hubo acalorados debates en torno de lo que derivó en la sanción de un proyecto de ley del Ejecutivo, la llamada Ley Bases, modificada y acortada cientos de veces, y el recuerdo del tratamiento en el Senado del DNU vinculado al área del programa económico del gobierno, que terminó como se presumía al comenzar: a la deriva, habiendo aceptado, a instancias de la oposición la sesión correspondiente porque era lo que correspondía, aunque, a sabiendas, que no lo que convenía.

Fue durante la sesión parlamentaria sobre las jubilaciones que José Mayans, titular del bloque de Unión por la Patria en el Senado, le hizo un guiño a Villarruel, recordando el sobrenombre que ella le dio a Milei refiriéndose a que era un “pobre jamoncito”, entre su hermana Karina y ella, gesto que devolvió a modo de chiste cómplice, riéndose, y encima con la chicana del senador de que tenían que “profundizar la amistad”, frase proveniente de un exponente de la más acérrima oposición que hoy tiene el gobierno y que, ley en la mano, el presidente pretende voltear con el veto que es de su absoluta facultad.

“No entiende que el que manda es Javier”, aseveró la diputada libertaria Lilian Lemoine, quien le remarcó su rol a la vicepresidenta diciendo: “Villarruel, rompé la maldición del vice, matá el ego y ubicáte”. La legisladora hace entonces mención de una “maldición” como constante de los enfrentamientos entre los presidentes y vicepresidentes de nuestro país, exigiéndole hacer un cambio al respecto y torcer el rumbo en ese sentido, y a su “ego”, en lo que la señala como quien cree que es ella la que tiene el poder y puede trazar una agenda por su cuenta. Y enumera, en su cuenta de X, algunos de sus actos alejados de los del gobierno: “Ella va a la Fiesta Nacional del Poncho, pero falta al Pacto de Mayo, se pelea con Francia, mientras el presidente tiene sentencia de muerte de Irán, reclama cuotas de género mientras se ríe con Mayans”. Contundente viniendo de una legisladora muy cercana a Milei y su entorno.

Tal fue la repercusión de su guiño devuelto al del legislador Mayans, que algunos peronistas la pensaron en su espacio político. “Veo a una peronista, a una persona con impronta nacionalista” aseguró el senador Sergio Berni. “Lo que siempre dije es que es una persona del nacionalismo”, afirmó el ex Secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, quien agregó que “es un error garrafal pensar que la vicepresidenta no puede ser peronista”, luego de que Cristina Kirchner mandara a hacerse una “pericia psiquiátrica” a todos los que dicen que Villarruel “es peronista”. ¡Qué lío se armó también en la oposición en derredor de Victoria Villarruel! La grieta se agrandó en ese espacio, pero en el de La Libertad Avanza también.

¿Un vicepresidente puede tener agenda propia como titular del Senado o debe consensuarla para que sea una sola voz durante la gestión de gobierno? La agenda propia e inconsulta puede ocasionar malestar en las esferas gubernamentales. Las declaraciones que vayan en contrasentido de las pretensiones del Ejecutivo por parte de la titular de una de las Cámaras del Legislativo también. Entonces, ¿qué pretende Victoria Villarruel cuando se desenmarca del contexto global del gobierno?

Victoria Villarruel desafía a Javier Milei, mientras que los libertarios le recuerdan que el que tuvo los votos a su favor para asumir la presidencia de la Nación fue él y que fue elegida para acompañar a Milei, no viceversa. Le juega a favor la palabra “libertad” frecuentemente utilizada por su definición por los libertarios, lo cual le podría dar margen de pensamiento, palabra y acción. Pero a su vez tiene el freno que los integrantes del propio partido le imponen para alejar la dispersión y la fragilidad que, frente a los embates, las rupturas pueden traer aparejadas. Además el presidente cuida su territorio a la perfección siendo quien es, el titular del Ejecutivo, lejos de las pretensiones que cualquiera tenga de desviar o desviarse de su programa de gobierno.

El presidente Milei sabe que no es momento para confrontar. Toma distancia y se diferencia de Villarruel. Cuando es sospechada implícitamente de promover la visita de legisladores de La Libertad Avanza a los represores condenados al penal de Ezeiza, el presidente asegura, cuando se le consulta, que no es tema de “su agenda”. Cuando, en un acto de homenaje a víctimas del terrorismo que se realizó en el Senado, Victoria Villarruel, anuncia que “reabriremos todas las causas de víctimas de terrorismo para que sea la justicia la que haga lo que debió hacer hace más de 20 años” y que “todos los Montoneros tienen que estar presos respondiendo por ensangrentar nuestra Nación”, se la induce a ser interpretada como dichos por cuenta propia. De todos modos, Villarruel es consecuente con su promesa de campaña electoral como candidata a vicepresidenta, acerca de su revisión de la política de derechos humanos que indemnizó a miles de víctimas de la represión durante la última dictadura militar, estableciendo lo que defiende como “la memoria completa”.

Cuando su intención es la de atraer las miradas lo logra al diferenciarse, al tomar distancia del Ejecutivo. Logra captar la mirada de medios internacionales cuando así lo pretende, o como consecuencia natural de sus dichos y acciones. El medio británico, Financial Times, destacó en su oportunidad, sobre la vicepresidenta, que “creo que hay que observarla atentamente, ella está lista para lo que sea”, contraponiéndola a la imagen de Milei a quien calificó como “un economista libertario que promete reformas drásticas”, atribuyéndole ser “un excéntrico, de arranques irascibles y un peinado salvaje”, agregando acerca de Villarruel, una cita del consultor político Juan Germano, quien la señala como “una figura con su propia agenda, extremadamente clara”.

La vicepresidenta con la marca de su propia agenda, aspira no sólo a ocupar cabalmente su rol como tal y titular del Senado, establecidos por la Constitución, sino también a tener más poder del que detenta actualmente. Va construyendo su imagen, intenta destacarse cada vez que puede, a la vez que diferenciándose y aún distanciándose de Milei si hace falta, para ensanchar la dimensión de su esfera y alcance políticos, que le abrirían la puerta para ser candidata y posteriormente presidenta de la Nación, de así desearlo. Claro está que más ambiciones que las posibilidades que el actual cargo le brinda, tiene. Pero también debiese medir que La Libertad Avanza es una construcción que Karina Milei está llevando a cabo a nivel nacional, con miras principalmente, a las elecciones legislativas del año próximo. Y si fuera dentro del partido, debiese contemplar quiénes son los que están en el círculo más íntimo y cercano al Ejecutivo, quien es, por naturaleza, el que tiene las riendas del gobierno. ¿O estará pensando en armar otro partido para lograr sus objetivos? ¿Estará evaluando en este sentido unir voluntades con parte del peronismo desencantado del kirchnerismo? Sabe que, según la han medido varias encuestas, posee una imagen positiva alta entre los votantes, en cuyo caso el actual cargo le serviría como trampolín para escalar posiciones, ampliar su base, hacerse conocer, e intentar acceder al máximo trono de poder.

Los candidatos a presidente y vicepresidente debiesen tener una conversación más profunda junto con sus asesores, para revelar sus verdaderas intenciones de asumir el poder y sus respectivos cargos. Y establecer, más allá de las facultades que les brinda la Constitución Nacional, cuál es la esfera del ejercicio de la función de cada uno. Para no llevarse sorpresas, digo. Aunque en el discurrir de la gestión, todo pueda suceder hasta lo más imprevisto, y quizás improbable.

¡Ay los vices!

Por María Belén Aramburu

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