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21/08/2024

¿Por qué se rechazó al proyecto del gobierno sobre la SIDE?

El PRO, que fue clave en esta votación en contra, marca que la relación entre Javier Milei y Mauricio Macri ya no será la misma, pero el titular del partido ya lo había aclarado.

¿Por qué se rechazó al proyecto del gobierno sobre la SIDE?

Me gusta comenzar por el principio, lo cual, en este caso, pasaría por la definición de la SIDE, la Secretaría de Inteligencia del Estado, denominación que tenía antes de haber sido renombrada por el kirchnerismo como AFI, Agencia Federal de Inteligencia, a través de sus objetivos.

Creada en 1946 durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón, por decreto del Poder Ejecutivo, tenía como misión suministrar información al gobierno nacional sobre asuntos vinculados a operaciones de inteligencia tanto a nivel interno como externo, siendo administrada por personal civil, o sea actuar como una agencia nacional de inteligencia. Las dictaduras cívico-militares en nuestro país, permitieron la militarización de los organismos de inteligencia y de seguridad, con el control que de ellas fueron tomando las Fuerzas Armadas, convirtiéndose en centros de espionaje de ciudadanos a conveniencia de las órdenes de los diferentes gobiernos, incluidos los democráticos, que fueron sucediéndose, por lo cual profundizó su degradación. Además, contó con fondos reservados para  cada etapa de su administración.

El gobierno de Arturo Frondizi reorientó la entonces Secretaría de Informaciones del Estado hacia la Doctrina de Seguridad Nacional, término empleado para definir determinadas acciones de política exterior de los Estados Unidos, con el objetivo de que las Fuerzas Armadas de los países de Latinoamérica se dedicasen a garantizar el orden interno, en el contexto mundial de la Guerra Fría, que dividió en un principio al mundo en dos bloques, bajo un ordemiento político, ideológico y económico, con mirada hacia el país del Norte o hacia la entonces Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Puesta al servicio de la última dictadura cívico-militar en nuestro país, cumpliendo tareas de inteligencia interna, bajo la dirección del Ejército, teniendo el antecedente de haber actuado como aparato represivo del Estado desde 1973, los grupos de tareas protagonizaron un rol fundamental a la par de los centros clandestinos de detención. En gobiernos democráticos protagonizó escándalos. Durante el gobierno de Fernando de la Rúa, la SIDE, Secretaría de Inteligencia del Estado, se vio involucrada en lo que se conoció como el escándalo de las coimas en el Senado, hecho hace poco recordado y traído a la memoria, cuando el ex secretario de dicha Cámara, Mario Pontaquarto, ratificó que el Jefe del organismo por ese entonces, Fernando de Santibañes, lo acompañó hasta la bóveda, para acceder al contenido de dos valijas y una caja de cartón que dijo se encontraba cerrada con cinta adhesiva: cinco millones de pesos. Sin la pretensión de aclarar todos los hechos de corrupción conocidos, podemos recordar el pago de US$ 400.000 de la SIDE a Carlos Telleldín para involucrar a un grupo de policías bonaerenses en el atentado a la AMIA, desviando de esa manera la investigación, por citar algunos ejemplos.

La disolución de la SIDE, reconvirtiéndola en Agencia Federal de Inteligencia, mediante una ley que pasó por el Congreso, modificando la Ley de Inteligencia Nacional, fue un proyecto consumado por parte de la ex presidenta Cristina Kirchner, que dejó las escuchas telefónicas judiciales, en poder de la Procuración General de la Nación. En julio de 2015, por decreto, la ex primera mandataria hizo una distinción, a través de una “nueva doctrina de inteligencia nacional”, de fondos públicos, con conocimiento de monto y uso, y otros, reservados. Continuó con esta denominación bajo la presidencia de Mauricio Macri, estableciendo, en 2016, y por medio de un decreto, cuestiones presupuestarias, funcionales, orgánicas, de organización, administrativas, a la vez que el fortalecimiento de la Comisión Bicameral de Fiscalización tanto de los organismos de Inteligencia, como de la propia AFI. Lo que el kirchnerismo ahora le endilga al titular del PRO es que todos los fondos pasaron a ser reservados, mientras que el ex presidente Alberto Fernández, afirmó que “más del 90% del dinero que el gobierno anterior había declarado como fondos reservados se han transparentado y han vuelto a ser públicos”. Lo que no se podrá objetar hoy es el reclamo de Macri a través de sus propios legisladores en el Congreso, oponiéndose al decreto de Milei.

No siendo el objeto de esta editorial la enumeración de todas las modificaciones que esta secretaría, bajo una denominación u otra transitó, ni de brindar un detalle sobre el uso de los fondos reservados emanados de sus sucesivas administraciones, sino de entender, a modo de sucinto resumen, las diversas etapas que atravesó, siendo que varios hechos, algunos demostrables y otros no, pusieron de manifiesto el desvío, tanto de tareas como de fondos asignados a tales propósitos, continúo describiendo el tema en cuestión.

Siendo que para cada gobierno la SIDE puede ser una bomba a punto de estallar, con los que considera pueden ser vicios de arrastre de la gestión anterior, a la vez que una secretaría de suma importancia para el manejo de información de inteligencia, que es su verdadero propósito, se ocupa, al llegar al poder, de realizar las modificaciones que cree más convenientes para tal fin. De este modo, el presidente Javier Milei, estableció como órgano rector del Sistema de Inteligencia Nacional a una Secretaría, remarcando que “la desnaturalización del rol de la agencia de inteligencia durante décadas fue total; lejos de poner sus recursos al servicio de la protección del pueblo argentino, el organismo fue utilizado para actividades espurias como el espionaje interno, el tráfico de influencias y la persecución política e ideológica”, agregando que no ha contado con “una supervisión efectiva, producto de intervenciones que se extendieron durante años”, siendo “la proliferación de estas conductas”, sostiene, “una deuda con el sistema democrático y republicano”, cuestiones que se presentan como bastante inobjetables en principio sí de su cumplimiento como regla general se sostiene para éste o para cualquier otro gobierno. Incluso en su referencia a funciones, tales como “la recopilación de información estratégica alrededor del mundo, así como también la cooperación con agencias de inteligencia aliadas para la prevención y la disuasión de amenazas a nuestro país”, aparecen como lógicas y acordes a solos propósitos de esta secretaría.

El problema, en este sentido, para la administración del gobierno de Javier Milei, fue el decreto presidencial por el que se incrementó en $100.000 millones los gastos reservados para el sistema de inteligencia. En el marco de una sesión especial en la Cámara de Diputados, la contundencia de la oposición, que se sumó a la intransigencia en este tema del ex presidente y titular del PRO, Mauricio Macri, quien se ha manifestado como un gran aliado en varias oportunidades que han sido relevantes para el actual gobierno, como la finalmente sancionada Ley Bases, terminaron con su rechazo.

“Esto no es el cambio”, se puede leer claramente en el comunicado emitido por el PRO, partido que consideró que en un contexto en el que “no hay plata”, como reiteradas veces destacó Milei, no se “aclara el uso de los fondos”, agregando que “el progreso económico requiere de instituciones fuertes y transparentes, y de un gobierno austero”, siendo para el PRO, esos valores, “innegociables”. Como si algún condimento desagradable para este gobierno faltase, el jefe del bloque de la Unión Cívica Radical en el Senado, Martín Losteau, quedará al frente de la Comisión Bicameral de Inteligencia, tras lo cual objetó que “no hay plata ni vocación para distribuir los alimentos pero sí hay 100.000 millones de pesos para los gastos reservados en la SIDE”.

Entendamos que el PRO fue clave en esta votación en contra. La relación entre Javier Milei y Mauricio Macri ya no será la misma. Pero el titular del partido ya lo había aclarado. No iba a darle al gobierno ningún cheque en blanco, así como tampoco iba a acompañarlo apoyándolo en proyectos con los que no estuviese de acuerdo. Así que el PRO, en este caso, estaba decidido a brindar el quorum correspondiente para después votar en contra, del mismo modo que lo hicieron la oposición y parte de la Unión Cívica Radical. El PRO quedó una vez más dividido internamente, tal como quedó expuesto en la última Asamblea, entre los macristas y los bullrichistas, estos últimos fieles e incondicionales aliados de Milei. La sesión, que había sido pedida por el bloque de Encuentro Federal, presidido por Miguel Ángel Pichetto, la Coalición Cívica y parte de la Unión Cívica Radical que claramente está fragmentada, y en su disidencia, fue principalmente representada por Martín Lousteau y Facundo Manes, también contó con abstenciones, en base a las fracturas Internas de partidos y frentes y otros que no se prestaron para dar el quorum.

Después del atentado a la AMIA y el declarado pago a Telleldín, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que pertenece a la OEA, Organización de los Estados Americanos, nuestro país se comprometió a transparentar los fondos reservados de Inteligencia, que, como su nombre lo indica, con tal fin son utilizados. Los diferentes gobiernos han gozado de los beneficios de los fondos reservados, pero, habida cuenta de lo expuesto en los párrafos anteriores a modo de breve introducción al tema, lo que se exige, ahora más que nunca, por los tiempos que corren, y por las propuestas reiteradas de transparencia del actual gobierno, es austeridad por un lado, y claridad y visibilidad en los gastos, que, durante décadas, y por todos los gobiernos, han sido utilizados discrecionalmente y sin rendir cuentas, salvo las veces en que han sido requeridas por resultar comprometidas.

El Congreso deberá jugar su parte de fiscalizador y auditor, considerando que en sus manos posee una herramienta fundamental para velar por los intereses del camino que recorrerán los fondos, siendo que la tan mentada Comisión Bicameral estará incluso en manos de alguien que, por lo general, presenta batalla al gobierno, Martín Lousteau, presidente de la UCR. El manejo de la SIDE que quedará en poder de la Secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, y de Santiago Caputo, que antes estuvo manejada por quien fue el Jefe de Gabinete, Nicolás Posse, sufrió un revés con la votación en contra que obtuvo en Diputados.

Ahora el gobierno deberá forzosamente recalcular y, principalmente, replantear el monto y destino de fondos reservados que, por su esencia y antecedentes, no goza de prestigio, sino más bien de frecuentes embates y cuestionamientos, además de denuncias. Si la transparencia será un lema y el leitmotiv del gobierno de Javier Milei, éste deberá sostenerlo con hechos, y comprobarlo de ser necesario.

Por María Belén Aramburu

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