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02/07/2024

¿Milei está reordenando ideológicamente la región?

Ya sea que el presidente argentino lo esté haciendo consciente o inconscientemente, el resultado parece ser el mismo: tender lazos estrechos con unos y gélidas distancias con otros.

¿Milei está reordenando ideológicamente la región?

Comienzo por la respuesta, que es afirmativa. Ya sea que lo esté haciendo consciente o inconscientemente el resultado es el mismo. Es el presidente Milei el que está estableciendo un orden de países en la región, que se distinguen y diferencian por sus ideologías. Las ideologías sostenidas por los gobiernos de los países son resaltadas por el primer mandatario argentino, de tal modo que, de manera explícita, ya sea verbal o de hecho o ambas a la vez, coloca, como en un tablero de juego, a los que se ubican a la derecha o a la izquierda de un esquema político, que llevará a tender lazos estrechos con unos, a la vez que gélidas distancias con otros.

Para sustentar mi afirmación, que es la respuesta a la pregunta del título de esta editorial, hay varios ejemplos. Comenzaré por el más cercano en el tiempo. El presidente Milei decidió no participar de la reunión cumbre de primeros mandatarios del Mercosur, que se llevará a cabo el próximo 8 de julio en Asunción, Paraguay. El problema radica en las diferencias ideológicas que quedaron marcadas desde antes de la asunción de Milei el 10 de diciembre del año pasado, ceremonia a la cual no asistió el presidente brasileño Lula da Silva, habiendo éste apoyado en la campaña, al ex Ministro Sergio Massa, candidato de Unión por la Patria. Lula, por su parte, dará su presente en la reunión del próximo lunes. La intención de Milei es no cruzárselo mientras pueda. De hecho no tuvieron otra alternativa que saludarse cordialmente cuando se vieron las caras  hace poco en el G7, realizado en Puglia, Italia. Luego hicieron todo posible para no tener que repetir esa escena que podría haber terminado en un violento encontronazo verbal. Pero en forma personal.

Lejos de desdecirse y pedir disculpas, reclamo que Lula exigió a Milei, éste redobló la apuesta con las fuertes y contundentes calificaciones que previamente había vociferado. “¿Cuáles son los problemas, que le dije corrupto? ¿Acaso no fue preso por corrupto? ¿Que le dije comunista? ¿Acaso no es comunista? ¿Desde cuándo hay que pedir perdón por decir la verdad?” A todo esto le sumó las calificaciones de “zurdito” con “el ego inflamado”. Y, de parte del gobierno de Lula, queda además, pendiente de respuesta, el pedido, junto con la justicia brasileña, de que los bolsonaristas, acusados de intentar un golpe de Estado contra Lula, el 8 de enero de 2023, y refugiados en nuestro país, se entreguen en su país.

Los encuentros y elogios serán para el ex presidente Jair Bolsonaro, y su hijo Eduardo, de ideología afín y quienes recibirán a Milei en Camboriú, Brasil, en otra cumbre, la de la Conferencia Política de Acción Conservadora. A su manera, provocativa, el presidente argentino sí estará en el país de Lula, pero sólo para reunirse con su más férreo oponente y contrincante político, mientras que la justificación a su ausencia a la cumbre del Mercosur, la encontró en el viaje que emprenderá a Tucumán para la vigilia del martes, 9 de julio, Día de la Independencia, en que, por el fallido Pacto de Mayo, se buscará reeditar la firma de los gobernadores y demás representantes de la sociedad, de un acuerdo que lo pondrá en primer plano luego de la sanción de la Ley Bases y el paquete fiscal, en el Congreso de la Nación.

El faltazo a la reunión cumbre del Mercosur, lo privará de encontrarse con un presidente afín ideológicamente. Es que Santiago Peña esperaba su presencia para recibirlo como anfitrión el próximo lunes en Asunción, donde también el presidente argentino, de asistir, se encontraría con otro colega con afinidad ideológica, Luis Lacalle Pou, de Uruguay. El mandatario uruguayo, quien participó, al igual que el argentino, de la cena anual de la Fundación Libertad, marcó algunas diferencias con Milei en dicha oportunidad, como que “uno de los anclajes uruguayos es el Estado fuerte, no grande”, en un análisis que hizo de la que dio en llamar “la receta Uruguay”, “no plausible de pasar a otro país", "con un elemento poderosísimo que es la cohesión social”, aclarando que “sin eso no hay posibilidad de gozar de la libertad individual”, y que “sin partidos políticos es riesgosa la democracia”, temas que debieron haber resonado con fuerza en los oídos de Milei, pero sin perturbar por completo la buena sintonía entre los gobiernos de ambos países limítrofes. También se estaría encontrando con Luis Arce, el presidente de Bolivia, de ir a Asunción el 8 de julio. Pero esto merece un párrafo aparte.

Volviendo a la relación entre Milei y Peña, se sabe que se tienen respeto y comparten experiencias cuando se encuentran, tal como lo hicieron en febrero, cuando el presidente paraguayo visitó nuestro país. Aunque también Peña busque centralidad, como recientemente destacó cuando afirmó que “Paraguay está llamado a ser el centro de la integración regional”, en el marco de la Cumbre Latinoamericana de Telecomunicaciones, realizada en Asunción. Cabe destacar que en este contexto mostró admiración por la Argentina, pero no dudó en señalar que “la inversión no va a retornar a la Argentina si primero no hay estabilidad macroeconómica”, destacando el rol que la inversión juega en el crecimiento económico de un país, aunque resaltando la “obsesión” que Milei tiene para disminuir el gasto público y bajar el déficit fiscal, felicitándolo por ello.

Como comenté previamente, la relación entre Javier Milei y Luis Arce, merece un párrafo aparte. Tal es la gravedad del intercambio verbal entre ellos que el presidente boliviano llamó a consultas a su embajador en Buenos Aires, trámite que se realiza cuando un gobierno requiere que un diplomático regrese a su país para discutir asuntos que refiere de urgentes o al menos preocupantes y, si bien no implica una ruptura entre los dos países, sirve de advertencia para futuras discusiones que podrían derivar en cambios de ser necesarios. Es lo que sucedió con la embajadora española en nuestro país, quien nunca más regresó por haberse decidido su retiro de forma permanente, luego de la negativa de Milei a pedir disculpas en una serie de entredichos, cuestión que ya desarrollé en una editorial anterior de @Haceinstantes.

“El perfecto dinosaurio idiota” es el título de un posteo que, en sus redes sociales, hizo Javier Milei. Sin mencionar a nadie en particular, escribió que “se conoce el fraude montado en Bolivia y el perfecto idiota, en lugar de aceptar su error, me critica por dejar su estupidez a la vista”. Luis Arce había calificado de “inamistosa y temeraria” la comunicación que oficialmente el gobierno argentino había emitido, que advertía que “la democracia boliviana está en peligro” porque “los gobiernos socialistas derivan en dictaduras”, señalando de “intereses mezquinos e ideologías fascistas” los enunciados del presidente de nuestro país, quien había insistido en el autogolpe, repudiando “la falsa denuncia de golpe de Estado”, por ser “fraudulenta”, aclarando que se hizo eco de “reportes de inteligencia” que evitaron sumarse, en su oportunidad, al repudio internacional de estos hechos. Y, si bien el ex presidente Evo Morales se mostró sorprendido por lo “muy extraño” que, afirmó, le pareció lo sucedido el pasado 26 de junio, reclamando una investigación que sea “seria, transparente e imparcial”, admitiendo que “el pueblo tiene derecho a la verdad”, se distanció explícitamente de las expresiones vertidas por Javier Milei, criticándolo por su “injerencia” en cuestiones internas de otro país.

Son las palabras y también los gestos. Que Javier Milei no asista a la reunión Cumbre del Mercosur, puede ser interpretado como un alejamiento de nuestro país de esta integración que, lejos de ser perfecta, puede ser perfectible, pero en la que hoy, la brecha ideológica, irreconciliable desde su propia concepción y concepto, separa y une a la vez, a los mandatarios de las naciones que lo integran. Las diferencias los han llevado a pasar los límites de las relaciones diplomáticas de consenso habitual y perdurable en el tiempo.

A las fricciones en el grupo de presidentes del Mercosur se le suman otras. El presidente Milei había tratado de “asesino terrorista” y “comunista” al primer mandatario colombiano, Gustavo Pietro, por su pasado en la guerrilla, en el Movimiento 19 de abril, y de “ignorante” al de México, Andrés López Obrador, apuntando a las críticas que éste propinara sobre su modelo económico. En una entrevista con Oppenheimer, Milei hizo referencia a que “la carnicería que es Venezuela es verdaderamente inaudito, lo mismo que la isla-cárcel de Cuba”. En plena campaña electoral, antes de ser presidente, en una radio colombiana, Milei dijo que un socialista “es una basura, un extrémenlo humano”, a lo que Petro respondió, en redes sociales, que “esto decía Hitler”. Fue en marzo de este año cuando, en medio de la ruptura de relaciones diplomáticas entre la Argentina y Colombia, nuestro embajador en dicho país y todo su equipo, debieron abandonar Bogotá, expulsados por orden del gobierno colombiano, mientras que el embajador de ese país en el nuestro fue llamado a consultas, y nunca regresó. En lo que respecta a México, este país salvaguardó la relación diplomática con la Argentina, aclarando que “es sólida y está basada en el respeto mutuo y la cooperación bilateral”, evitando la expulsión de personal diplomático de nuestro país, a la vez que manteniendo el suyo en el nuestro. También, cabe señalar, que en una entrevista con Oppenheimer, Milei hizo referencia a que “la carnicería que es Venezuela es verdaderamente inaudito, lo mismo que la isla-cárcel de Cuba”, sumando a otros dos países a la discordia ideológica.

La relación de los presidentes Javier Milei y Nayib Bukele, de El Salvador, es intachable. El presidente argentino viajó a ese país para participar de la asunción del segundo mandato de Bukele, quien obtuvo el respaldo del 85% del electorado, incluso con muestras de interés por si él mismo tuviese la oportunidad de ser reelecto, demostrando la estrecha afinidad ideológica que los une. Y, si bien, no cuenta con cercanía ideológica con Chile, mantiene una aceptable buena relación con su colega Gabriel Boric, aunque se encuentre este fin de semana en Camboriú con su rival, José Antonio Kast, y con las antípodas del presidente mexicano, Eduardo Verástegui.

Así es que, dando muestras de diversos ejemplos, mi respuesta afirmativa por la pregunta sobre si Milei está ordenando, reitero, adrede o no, consciente o inconscientemente, los países de la región por ideologías, lo pone, por el momento, en una posición de liderazgo entre los mandatarios de la derecha en la región, a su vez que se muestra ostensiblemente alineado con los referentes de su propia ideología en el exterior, buscando una permanente alianza con todos ellos. Si lo traspolamos al orden nacional, el reflejo de esta dicotomía se espeja en la puja entre el oficialísimo y la oposición, esta última representada por Unión por la Patria, en una polaridad que anteriormente también se observó en la región, impulsada por Cristina Kirchner y los mandatarios por entonces llamados “progresistas” de la región.

María Belén Aramburu

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