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10/07/2024

¿Cómo es la verdadera relación entre Milei y Macri?

La rivalidad política que se entabló en la contienda política, en el marco de las elecciones, colocó a ambos referentes del cambio enarbolando banderas semejantes, pero diferentes en cuanto a su intensidad.

¿Cómo es la verdadera relación entre Milei y Macri?

Para meterme de lleno en la relación entre el presidente Javier Milei y el ex presidente Mauricio Macri, que involucra a su vez a dos partidos políticos, La Libertad Avanza, y el PRO, o más bien parte de él, voy a comenzar por establecer cómo era la relación entre ambos, a partir de la campaña presidencial y las elecciones que finalmente llevaron al libertario al poder, de modo de poder entender la derivación de sus encuentros y desencuentros personales e intelectuales además de afectivos, ya que en una relación todos estos elementos se encuentran comprehendidos.

En el inicio de la campaña eran rivales, no porque se presentara el ex presidente a una candidatura, ya que Juntos por el Cambio finalmente decidió ir por las del entonces Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y la de su ex Ministra de Seguridad, sino porque se encontraban obviamente en espacios políticos diferentes, pero con algo en común: su firme creencia que se convirtió en el slogan de ambos: el cambio. La coalición de partidos políticos para avanzar en la constitución de un frente común, llevó al PRO, junto con la Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica, a ofrecer una alternativa a la secuencia y continuidad del kirchnerismo en el poder. Y lo hizo a través de Cambiemos y Juntos por el Cambio, para hacer más que visible su oferta política, que quedó instalada como una señal clara para el electorado. Pero la propuesta de cambio quedó plasmada en éxito polarizándolo en Javier Milei y La Libertad Avanza.

La rivalidad política, no enemistad, que se entienda bien, que se entabló en la contienda política, en el marco de las elecciones, colocó a ambos referentes del cambio, a Mauricio Macri y Javier Milei, enarbolando banderas semejantes, pero diferentes en cuanto a su intensidad, en posiciones enfrentadas. La profundidad y valentía para llevar adelante un verdadero cambio, fue el leitmotiv principal, que el electorado vio mejor plasmado y a materializar en la propuesta de La Libertad Avanza que en la realizada por Juntos por el Cambio, cuyo gobierno le era conocido mediante la gestión encabezada por Mauricio Macri. No bastó la reiteración sobre la revisión de errores pasados para trascenderlos por medio de una mejorada versión, para convencer a los propios y potenciales electores, de que éste frente político era el sustento de un cambio que comenzaría en un gobierno propio, con vistas a profundizarse en el tiempo.

Habiendo hecho el ex presidente Mauricio Macri una rápida lectura sobre el resultado de las PASO que dejó afuera a Horacio Rodríguez Larreta en la interna disputada con Patricia Bullrich, y acerca de las elecciones generales que favorecieron a Javier Milei, no dudó en reunirse con éste y los que consideró eran sus aliados y principales dirigentes políticos del PRO, en su domicilio particular, para expresar su apoyo en la segunda vuelta electoral, tema que desarrollé en su oportunidad en una editorial de @Haceinstantes. Este apoyo simbolizó un acuerdo explícito que el votante del PRO, principalmente, y de Juntos por el Cambio, con sus matices, supo a su vez leer, depositando su confianza en un actor desconocido en el ámbito político, proveniente de la economía, pero con un discurso que cautivó a la mayoría de la ciudadanía que quería un cambio y un camino diferente al que vino planteando el kirchnerismo a través de sendos gobiernos.

En la lectura que Mauricio Macri hizo sobre los resultados electorales, también estuvo la de la inclinación de la gente. Él mismo expresó en ese entonces, y continúa viéndolo como tal, que Javier Milei vino a hacer lo que él mismo no pudo hacer durante su gobierno. El cambio que vio como probable pero no como posible, lo dejó fuera de la contienda, así como también lo hizo con quienes lo representaban, siendo Patricia Bullrich la que lo encarnaba con mayor solidez en oportunidad de presentarse a la contienda electoral. Y por ello, lo apoyó, a través de su partido, y la influencia que éste tiene sobre el resto, para reflotar el proyecto de Ley Bases y el paquete fiscal del Ejecutivo, para que finalmente se pudiesen sortear las trabas sostenidas en el Congreso, en especial de parte del kirchnerismo, para lograr su sanción definitiva y posterior puesta en marcha.

El único presidente electo en democracia desde su regreso, en 1983, presente en el llamado Acto de Mayo, demorado en el tiempo para celebrarse y firmarse en San Miguel de Tucumán, el 9 de Julio, fue Mauricio Macri. Salvo la obviedad de quienes no podían estar por no encontrarse con vida, como Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Fernando de la Rúa, y Néstor Kirchner, el resto podría haber concurrido y no lo hizo, vale decir, Eduardo Duhalde, quizás y aunque sólo fuese simbólicamente aquellos que lo precedieron en el interinato después de la caída del gobierno de la Alianza y la crisis de 2001, Cristina Kirchner y Alberto Fernández. El ex presidente sólo firmó el Acta de invitados, no el Acta de Mayo. No fue televisado en el saludo que le brindó Milei, escueto y frío según los presentes ya que no lo vimos, e invisibilizado durante la transmisión del acto. Siendo que viajó desde Europa, donde se encontraba, sólo a cumplir con tal fin y demostrar su apoyo al plan en curso del gobierno de Milei, todos estos gestos de desencuentros, frente al suyo de acercamiento, y sumado a otras cuestiones, generaron un cortocircuito que es más difícil de sobrellevar para La Libertad Avanza que para el partido que preside Macri, cuestión que explicaré por qué así lo creo. Pero que también influye en la relación entre el PRO y La Libertad Avanza.

Mauricio Macri, titular del PRO, tuvo su protagonismo en ausencia, durante la Asamblea del partido. Martín Yeza, delfín de Macri en el encuentro, tomó la posta desplazando a Patricia Bullrich, pese al acuerdo al que ella y el grupo que la acompaña adujeron que habían pactado con anterioridad a este encuentro. La interna entre ambos sectores se profundizó y ensanchó la grieta ya existente, distanciando aún más a ambos dirigentes del PRO. Este desenlace ubicó más cerca de Milei a una ministra como Patricia Bullrich, que pertenece al núcleo duro del presidente, y que forma parte de su gobierno de manera incondicional, segura de que el cambio pasa por ahí, por el programa de gobierno que propone y encarna el libertario, invitando a los suyos a abandonar todo aquello que se aleje de esta postura, incluso alguna de cambio, pero no tan fuerte como ésta y que, por lo tanto, sea considerada tibia en su planteo. Resumiendo. Bullrich cree que el verdadero y profundo cambio de raíz que el país necesita es representado por Milei, no por Macri.

La interna en el seno del PRO, claramente manifestada en la Asamblea de la semana pasada, pretendió dejar en claro quién estaba supuestamente con el verdadero “cambio”, con el que propone el presidente Milei, tal como lo expuso Patricia Bullrich, y quién no, o sea quiénes eran tibios en su concepción e implementación. Porque respecto de la decisión que se tomó en relación con fusionarse con La Libertad Avanza, o no hacerlo, la mayoría se inclinó por mantener la identidad del partido. Desde la cabeza, que es Mauricio Macri, Martín Yeza como presidente de la Asamblea y el resto que acompañó dicha determinación, se cree que se perdería, que quedaría desdibujado el PRO, si estos dos partidos se fusionaran. De no hacerlo, no sólo mantiene íntegramente su identidad, sino que también asume un rol activo en cuanto a su apoyo o crítica a los planes y proyectos del gobierno de Milei. Vale decir que podría validarlos o no, con criterio propio, estableciendo de hecho un apoyo que es condicionado, y no incondicional, siendo que el que gobierna es Milei, con un partido que está buscando una proyección nacional, también con una entidad y fisonomía propias y representantivas, a través de su hermana, Karina, la Secretaria General de la Presidencia, que se convertiría, así todo lo indica, en titular de ese espacio.

Mientras Milei busca la expansión de La Libertad Avanza y su consolidación nacional, con representación propia en cada uno de los distritos provinciales del país, si bien comenzando con los más que probables y posibles aliados, necesita del PRO y de los integrantes de Juntos por el Cambio, además de Hacemos Coalición Federal, y todos aquellos que se sumen a sus propuestas de gobierno, ya que, todavía no cuenta con la estructura deseada y adecuada para sus propósitos. Teniendo en cuenta que su aliado más fiel en el tratamiento parlamentario del proyecto de Ley Bases y el paquete fiscal fue el PRO, y hasta el propio Mauricio Macri fue quien alentó públicamente estas propuestas, además de Patricia Bullrich que en la práctica es parte de la gestión del actual gobierno, y habiendo colaborado en el Congreso en el descarte de propuestas de la oposición como lo son una nueva fórmula de movilidad jubilatoria y y otras, Milei no debiese distanciarse ni de Macri ni del PRO, con quienes tiene afinidad ideológica.

En la individualidad que mantiene el PRO, puede sostener su acuerdo o desacuerdo con los proyectos que crea tanto convenientes como inconvenientes. Porque el partido aclaró muy bien, después de la Asamblea y en base a sus conclusiones, que su apoyo al gobierno no es incondicional, por lo que su aprobación o desaprobación de los proyectos del Ejecutivo depende de cuál sea el contenido de los mismos. Dicha relación condicional  marca la dinámica del juego de intereses en el Congreso. Y mientras La Libertad Avanza no se establezca como partido nacional sólido en todo el país, no tendrá los votos necesarios en el Poder Legislativo para hacer prosperar su plan de gobierno.

Lo que la Libertad Avanza busca es una correspondencia entre lo que decidieron sus votantes y lo que se refleja en el Congreso de la Nación. El año que viene será el turno de las elecciones legislativas de medio término, en las que el partido de Milei buscará sacar provecho para agrandar el espacio y consolidarlo de tal manera que no sólo sea un espejo de lo que la mayoría de la ciudadanía expresó en las urnas en diciembre de 2023, sino también para ganar la máxima autonomía representativa, que le permita prescindir, en el mejor de los casos, de una alianza con otros partidos, en un intento a veces desesperado y siempre exhaustivo, por convencer a los principales dirigentes de estos espacios y, la mayor parte de las veces, yendo a buscarlos uno por uno. Aunque, ya se sabe, y debiese saberlo este gobierno o cualquier otro en el poder, en nuestro país y en casi todos, un partido solo no alcanza para gobernar, y menos para hacer prosperar proyectos de ley propios, como así tampoco puede hacerlo a veces un frente, debiendo recurrir a alianzas que se estabilicen en el tiempo o sean temporarias con negociaciones frecuentes de por medio.

Ninguno de los dos partidos quiere perder protagonismo en su rol. La Libertad Avanza en el de oficialista, y el PRO en la de aliado estratégico del gobierno, pero que pueda torcer su curso para oponerse a alguna medida de resultar necesario, y colocarse en la vereda de enfrente si pretendiera hacerlo. Consolidar un partido lleva tiempo. Pero así como fue estrepitoso el triunfo de Javier Milei, él y su entorno más próximo creen que también es posible que lo sea en la consolidación de la estructura partidaria a nivel nacional, y que ello a su vez le permita, la expansión numérica deseada en el Congreso.

Conocedor de sus actuales limitaciones, sobre todo porque le llevó medio año de gestión sancionar su proyecto de Ley Bases que quedó diezmada luego de varios intentos, lo mismo que un paquete fiscal igualmente cuestionado a la vez que cercenado, y un Pacto de Mayo que se tradujo en un Acta que refirió a ese mes, avalado por la firma de 18 de los gobernadores, pero firmada en otro mes, el de julio, y con la presencia de sólo un ex presidente que causalmente es Mauricio Macri, sabe que en la práctica debe tender puentes, aunque después los destruya y nuevamente los vuelva a construir.

La expectativa de ser gobierno es inherente a la esencia de todos y cada uno de los partidos políticos. Es por eso que el PRO y el propio Macri, al margen de otros dirigentes del espacio, se quieren mostrar como alternativa a Milei y a La Libertad Avanza para el 2027, cuestión, saben, estará vinculada al desenvolvimiento del presente gobierno, teniendo en consideración que comparten ideología, ideas y propuestas. Javier Milei, por su parte, Nayib Bukele, está pensando en este primer período gubernamental y con ello tiene bastante. Pero no pasó inadvertido el interés que le suscitó la reelección del presidente salvadoreño, cuando fufe a ese país a participar de la asunción de su segundo mandato.

Ambos se admiran y respetan. Y se estiman. Sus fuertes abrazos públicos lo han demostrado. La presencia de Mauricio Macri en varias ocasiones importantes para el presidente y el acercamiento direccional para saludarlo que ha hecho Javier Milei en esas oportunidades, así lo han demostrado. Pero también rivalizan. Porque cada uno maneja su esfera de poder en su propio partido y también frente, como es el caso de Mauricio Macri en Juntos por el Cambio, alianza de partidos que ha devenido en una reformulación de hecho y que lo debiera hacer también, de manera ordenada, en el momento oportuno. Ni hablar de que uno es un presidente que ejerce el Poder Ejecutivo y el otro un ex presidente que lo ejerció y quizás quiera, pueda, retomarlo, nunca se sabe, aunque ése no sea el planteo actual desde ya. Es una relación entre hombres de poder.

Cuando Macri era presidente, si bien tuvo, entre sus funcionarios y segundas y terceras líneas, a extra partidarios de su frente, dejó muy en claro que, siendo él el Ejecutivo, sus decisiones eran las que imperaban para resolver cuestiones de cargos, y de gestión. Cuando llegó el momento de las definiciones de postulaciones de candidaturas presidenciales, fue el PRO el que tomó la posta con las de Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich para la interna dirimida en las PASO, que pasó a su vez a ser una interna partidaria que dejó a cada uno de un lado diferente dentro del mismo partido, del frente y de cara al electorado, a su vez secundados por dirigentes de la Unión Cívica Radical, Gerardo Morales y Luis Petri, quienes también se ubicaron en diferentes posiciones políticas que quedaron asentadas frente a propios y ajenos.

Sería difícil entonces, en este escenario, pensar en una fusión entre estos dos partidos para gobernar, siendo Milei el presidente. El apoyo en el Poder Legislativo es otra cosa, y llevado de la manera en que lo expliqué anteriormente. Además de que el PRO, y el propio Macri, quedarían fagocitados por la propuesta de cambio radical que tiene la cara visible de Javier Milei y su mesa chica. Para Milei sería una ventaja enorme contar con la estructura del PRO, o la parte que lo respalda. De hecho en su Gabinete tiene figuras fuertes de esa extracción partidaria. Los tiene en sus propias filas, en las primeras líneas y algunas segundas y terceras, aunque más los quisiera, como se está viendo, que pasasen a ser afiliados de La Libertad Avanza o integrantes de una fusión con el PRO por la que ha insistido reiteradamente. Y es perseverante cuando algo se le mete en su cabeza. Pero no le alcanza ante la mirada atenta de un Mauricio Macri que está observando el juego político desde afuera, y participando desde dentro en forma personal y a través de sus principales espadas, cuando el movimiento de piezas lo amerita. En el mientras tanto, y hasta que no cuente con un partido sólido a nivel nacional y, en consecuencia, con un juego más fuerte en el Congreso, el que debe estar atento al movimiento de las piezas del tablero político, es Javier Milei.

Por María Belén Aramburu

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